El exobispo de la ciudad de Valparaíso Gonzalo Duarte, uno de los tres prelados chilenos a los que el papa Francisco aceptó su renuncia el lunes, pidió el viernes perdón por sus "faltas y equivocaciones", en medio del escándalo de abusos sexuales que golpea a la iglesia de Chile.
Duarte fue acusado de haber encubierto casos de pederastia cometidos por sacerdotes de la región de Valparaíso –ubicada unos 120 km al oeste de Santiago- e incluso un exseminarista y cercano colaborador lo culpó directamente de maltratos y abusos.
"A todas y a todos les pido sinceramente perdón por mis faltas, equivocaciones, incomprensiones y desaciertos, especialmente si han causado daño, lo que nunca he querido hacer", dijo Duarte en un mensaje difundido este viernes en la página del obispado de Valparaíso.
Según Duarte, de 75 años, su renuncia se debió a que alcanzó "el límite de edad" para continuar en funciones en el obispado, sin reconocer ningunas de las acusaciones en su contra.
Duarte, Juan Barros (exobispo de Osorno) y Cristián Caro (exobispo de Puerto Montt) fueron los tres altos prelados a los que el papa aceptó su renuncia, luego que todos pusieron sus cargos a disposición en una reunión en el Vaticano semanas atrás.
El caso de Barros es el más polémico, ya que es acusado de encubrir los abusos sexuales en las décadas de los 80 y 90 del influyente sacerdote chileno Fernando Karadima, a quien el Vaticano suspendió definitivamente en 2011.
"Les pido con humildad que me disculpen por mis limitaciones y lo que no pude lograr", dijo Barros luego de que su dimisión fue aceptada.
Los enviados papales Charles Scicluna y Jordi Bertomeu están en Osorno para intentar reconciliar al pueblo católico y los clérigos de esa ciudad, dividida desde la designación de Barros como obispo en 2015.
Su visita se produce luego de que en febrero –en un primer viaje al país- realizaran un extenso informe sobre abusos sexuales cometidos en la iglesia de Chile. Ese reporte llevó al papa a criticar fuertemente el actuar del clero chileno frente a las denuncias, que también son investigadas por la justicia.
"Investigar es un deber de justicia, de justicia para las víctimas", señaló Scicluna a periodistas locales.